La Libertad Creadora

miércoles, mayo 16, 2007

LOS VALORES DE OCCIDENTE SEGUN CHRIS SMITH EX SECRETARIO DE TONY BLAIR

"Occidente corre el riesgo de suicidarse si no reacciona pronto"
Lo afirma Chris Smith, ex secretario de Cultura, Medios y Deporte de Tony Blair

LONDRES.– Según Chris Smith, Occidente está a punto de suicidarse y eso constituye la principal amenaza contra la civilización occidental, mayor, incluso, que la amenaza terrorista.
Es difícil creer en el suicidio mientras se lo entrevista en sus oficinas de Somerset House, un palacio del siglo XVI sobre el Támesis, que, además de ser una maravilla arquitectónica, alberga una de las principales colecciones de arte de Europa.
Por otra parte, Smith (o el honorable lord Smith de Finsbury, según su título completo) tiene un trabajo para el que se necesita cierta fe en un futuro mejor.
Smith prepara, a través del Clore Leadership Program, a las próximas generaciones de líderes para las artes, a partir de su experiencia, durante los primeros años del gobierno de Blair, como secretario de Estado para la Cultura, Medios y Deporte.
Desde allí, duplicó los fondos para las artes, hizo gratuitos los museos y dispuso incentivos fiscales para ayudar al cine.
Además, exuda entusiasmo mientras se prepara para su viaje a la Argentina organizado por el British Council.
En Buenos Aires se reunirá con políticos y personalidades locales para convencerlos de que la gran inversión para nuestro país son las industrias culturales. Dará una conferencia abierta en el Museo Nacional de Bellas Artes el martes próximo, a las 19. Pero Smith tiene el profundo temor de que los pilares sobre los cuales se basa el éxito de Occidente (uno de cuyos reflejos es, justamente, su cultura) estén siendo derruidos por fuerzas intestinas.
"La amenaza de Osama ben Laden y otros es, por supuesto, fundamental y seria, y las sociedades occidentales deben defenderse de ella de manera fuerte y eficiente. Pero creo que algunas de las mayores amenazas del momento, o de las que vendrán, provienen de nosotros mismos", explica a LA NACION el autor de Creative Britain y coautor de Suicide of the West .

Smith estudió en Harvard, completó su doctorado en Literatura en Cambridge y en la actualidad es profesor de la Universidad de las Artes de Londres. -Como ex secretario de Estado a cargo de medios de comunicación, ¿cómo ve la manera en que éstos manejaron la reciente crisis de los rehenes británicos? -
Como algo profundamente lamentable.
Había como un hambre, una excitación, por parte de los diarios y cadenas de televisión, por comprar las historias de los jóvenes marinos.
Creo que se demostró una falta de responsabilidad de parte de los medios y pocas luces de parte de los marinos, y que fue un gravísimo error del Ministerio de Defensa haber permitido que esto ocurriese.
Quienes pertenecen a las fuerzas armadas no deberían estar autorizados a vender sus historias a los medios. -¿Debería haber, entonces, una regulación más estricta de los medios para evitar que episodios así ocurran en el futuro? -
No. Aunque frecuentemente los diarios sean molestos, no existe absolutamente ninguna razón para limitarles su libertad de decir lo que quieran.
Deberían ser animados a actuar con responsabilidad, sí, pero nunca deberían ser censurados. -¿Cómo ve al laborismo de cara a las próximas elecciones en Gran Bretaña? -
Si bien los conservadores están bien adelante en las encuestas en este momento y David Cameron es un político muy astuto, Gordon Brown puede ganar las próximas elecciones si logra dar la idea de que ha dado vuelta la página, de que las prioridades serán distintas, de que se pondrá una fecha para el retiro de Irak y de que caras jóvenes y nuevas entrarán en el gabinete. También tiene que armar su propia agenda política, con una serie de temas, como la pobreza, la globalización y el cambio climático, a la cabeza. -
¿Qué opina del triunfo de Sarkozy en Francia?
-Me preocupa. Ségolène Royal cometió una serie de errores durante la campaña, pero yo la habría votado sin dudarlo.
Sarkozy ahora ha tomado la retórica de la inclusión y la participación, pero sospecho que será una figura que dividirá el país en dos.
Va a ser amado y odiado con igual fervor por distintas partes de la sociedad francesa, de la misma manera que ocurrió con Margaret Thatcher en el Reino Unido. -

Cuando usted terminó su mandato, en lugar de escribir el clásico libro sobre sus años en el poder se puso a escribir sobre el suicidio de Occidente. ¿Por qué? -Decidí muy temprano que no quería hacer un libro que ventilase los secretos del gabinete de Blair.
Decidí, en cambio, analizar las grandes tendencias políticas de Gran Bretaña y el mundo. Cuando mi coautor, Richard Koch, me propuso la idea de escribir sobre el suicidio de Occidente, me entusiasmó la oportunidad de analizar los seis pilares sobre los que se basó su éxito a lo largo del tiempo y que ahora están siendo derruidos.

Los seis pilares de Occidente

Estos son el cristianismo, el optimismo, la fe en el progreso económico, el liberalismo, la ciencia y el individualismo. -
¿Y por qué es más peligrosa la debilidad de estos seis pilares que Osama ben Laden?
-Porque deberíamos poner las amenazas en perspectiva y reconocer que mucha más gente ha muerto por hambrunas, guerras y desastres naturales en los últimos años que por actividades terroristas (contra las cuales, insisto, se debe actuar con fuerza y eficiencia).
Pero creo que algunas de las mayores amenazas del momento, o de las que vendrán, provienen de nosotros mismos: el pánico que traen las restricciones a la libertad; las actitudes de ciertos sectores del cristianismo que se han vuelto agresivos y prejuiciosos; el cinismo, que se está tragando el optimismo que alguna vez sentimos; el antiintelectualismo, que está empezando a denigrar a la ciencia y llevando a la gente a dudar de ella, precisamente en el momento en que se vuelve más necesaria, y un individualismo que se convierte en egoísmo y da la espalda a la responsabilidad con la comunidad que sostiene a todos los individuos en su seno.

Un renovado éxito de la sociedad occidental depende de recuperar estos valores fundamentales. El suicidio de Occidente no es inevitable.
Estamos en un punto en que los senderos se bifurcan. Podemos tomar el camino del cinismo, la agresión, el egoísmo, el fundamentalismo, el neoconservadurismo y la indiferencia, como estamos en peligro de hacer. O podemos tomar el camino de la confianza en nosotros mismos, en nuestra cultura y nuestros valores de trabajo personal, optimismo, razón, compasión e identidad. La elección es nuestra. -

¿Cómo debería ser la relación de Occidente con las culturas no occidentales?
-Condeno inequívocamente la doctrina del llamado imperialismo liberal, tan amada por los neoconservadores, que sostiene que se puede imponer la democracia por la fuerza.
Como se está probando en Irak, ésa es la fórmula para el desastre.
La principal alternativa debería ser un proceso de coexistencia y atracción, en el cual Occidente actuara como un ejemplo e intentara atraer al resto del mundo a sus valores y filosofías, sin imponérselos. -

¿Cuál de los pilares cree que está más en peligro? ¿Y en cuál ve la mayor esperanza?

-El liberalismo, entendido como ese espíritu de libertad, justicia y respeto hacia todos los ciudadanos, es el valor occidental más en peligro en este momento, en gran parte por el creciente autoritarismo de los gobiernos.
Muchos cometen el error de limitar las libertades civiles, basándose en la idea de que ésa es la única manera de combatir el terrorismo.
En cambio, veo una señal de esperanza en el pilar de la fe en el progreso, que -primero, a través del comercio; luego, de la industrialización, y, finalmente, del desarrollo de los sectores creativos y de servicios- ha traído un crecimiento más o menos sostenido en Occidente.
En este campo, es auspicioso el crecimiento de lo que se llama la "economía personal", donde la inversión crucial no es en capital o maquinaria, sino en talento individual y creatividad.

-¿Cuál es la importancia de las industrias culturales, de las que hablará en la Argentina? -

Enorme. Cuando era secretario de Estado, en 1997, decidí estudiar las industrias culturales del Reino Unido. Nadie había hecho un estudio serio hasta entonces para ver cuál era su valor real. Puse manos a la obra y para 2001 teníamos los resultados: las industrias creativas eran las responsables de un cinco a un seis por ciento del PBI.
Aportaban al país 125 mil millones de libras por año, empleando a más de un millón de personas y creciendo al doble del paso de la economía general.
Estas cifras se han incrementado desde entonces, y si todo esto es cierto para Gran Bretaña, también tiene que poder ser cierto para la Argentina, que tiene tanta tradición de creatividad y actividad cultural. No es que todo sean teorías para economías posindustriales. Países como la India y China ya lo están haciendo. -

¿Qué debería hacer la Argentina para sacar provecho? -

La sociedad, la prensa y el Gobierno tienen que darse cuenta de que estamos hablando de una industria de verdad, y de una parte importante de la economía moderna, no de un pasatiempo que emplea a tres personas y a sus hermanos. -

Hablando de industrias culturales, ¿vio el film La Reina ?

Existe un proyecto para hacer un biodrama similar, pero sobre la vida de Margaret Thatcher, y con la Guerra de las Malvinas en lugar de con la muerte de la princesa Diana. ¿Qué opina? -

La Reina me pareció un film maravilloso.
Yo estoy en las bambalinas de esa historia, ya que mi departamento fue el que organizó el funeral de Diana y las procesiones, y puede decirle que todo, incluso los diálogos, suena muy verdadero. El tema con este tipo de películas es que tiene que haber una buena historia de base. ¿Funcionaría con Margaret Thatcher? Depende de la actriz que la interprete. No tengo objeciones intrínsecas...

Por Juana Libedinsky
Para LA NACION 16/05/2007